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¡Llegar a la meta!

El mundo de los corredores y las carreras día a día cobra más adeptos y se práctica más en las grandes ciudades. Para quienes adoptan esta actividad, les ha servido como pretexto para llegar cada vez más lejos física y mentalmente. Es así que desde hace algunos años, Juan Barrera, Productor de La Pandilla 710 y Ernesto Medina, Coordinador del Centro de Documentación, se establecieron algunas metas deportivas en las pistas de la ciudad, dentro y fuera de México.

Con el deseo de superar nuevos retos, esfuerzo, disciplina y espíritu aventurero, cuatro meses atrás, se fijaron el objetivo de correr el Maratón de Los Ángeles 2014. Desde que iniciaron esta aventura, la preparación física y el viaje, parecía todo muy lejano, pero paso a paso, lograron concretar la inscripción al evento y resolver todos los detalles del itinerario para acercarse a la carrera.

Durante el camino, cuentan, encontraron algunos obstáculos, pero el deseo de concretar el objetivo y las palabras de aliento por parte de sus amigos, fue lo que los impulsó.

“Lo más difícil ya está hecho -que es el entrenamiento-, levantarse todas las mañanas o correr por las noches después de una jornada difícil; los días fríos, calurosos o lluviosos. Pero a cambio, recibes mucho más: endorfinas; ver el amanecer; las puestas del sol; nuevos amigos; sentirnos saludables.

Aprender más de nosotros mismos en lo físico y mental y obtener una nueva forma de vida”, coinciden.

El domingo 9 de marzo de este año fue el gran día.

“La primera meta fue llegar a las 6 de la mañana al Dodger Stadium, escenario testigo del inicio de la carrera de 42 kilómetros y 195 metros a través de las calles y barrios más representativos de la capital angelina”, resalta Ernesto.

En punto de las 7 horas, se dio el silbatazo inicial. Arrancaron, describen, con un día fresco, pero conforme pasaron los minutos y kilómetros, alcanzaron hasta los 29° Celsius. Pero ni el calor y las duras pendientes los detuvieron, su objetivo siempre fue llegar a la meta, así fue como cada uno por sus propios medios cruzaron la milla 26.2.

“Lo que nos dio la gloria deportiva fue llegar a la meta y saber que todo sueño pude ser alcanzado en esta carrera de largo aliento llamada vida”, destacan Ernesto y Juan.

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