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Compostura en las alturas

El cuidado de la emisión y recepción de las ondas hertzianas a través de las antenas y transmisores del IMER, la instalación de las torres, el balanceo de las luces y el mantenimiento óptimo de esos equipos, desde hace 28 años, son parte del trabajo diario de Jorge Aldape Vargas del Departamento de Plantas Transmisoras, perteneciente a la Dirección de Ingeniería. Con un plan anual de actividades, esta área del Instituto realiza los trabajos de mantenimiento y reparación de los equipos que permiten a las emisoras del Instituto estar al aire las 24 horas del día durante todo el año.

Con respecto a sus tareas, Jorge Aldape  cuenta que su trabajo se enfoca en la instalación y reparación de las antenas, las torres y los transmisores de las estaciones locales y foráneas.

Relata que cuando hay una falla en una línea o una antena, tiene que reparar los desperfectos de las torres o de los enlaces. Además de que las reparaciones las tiene que realizar desde muy temprana hora, hasta que caiga la tarde, en un periodo de dos a tres días.

“La importancia de mi trabajo es que no hay más personal que se dedique en particular a laborar en las torres. En ocasiones tengo que subir a 130 metros de altura para realizar composturas. Es muy riesgoso. Las condiciones climatológicas juegan un papel importante, porque la lluvia, el frío o el viento dificultan escalar a las torres, en ocasiones tengo que esperar el momento justo para poder subir.

“Estos 28 años de trabajo en el IMER han sido buenos, porque gracias a ello, he sostenido a mi familia. Es satisfactorio saber que tu labor es buena. Estoy acostumbrado a terminar siempre en su totalidad cualquier reparación, cuando realizo una comisión, trabajo hasta terminar al cien por ciento, nunca se queda nada a la mitad”, puntualiza.

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